Mente Zen, mente de principiante. El libro del maestro Shunryu Suzuki

En la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la del experto hay pocas.
Shunryu Suzuki
Así comienza uno de los libros más queridos sobre el Zen. Y con esta reflexión profunda, que nos abre la consciencia y reflexión sobre la mente abierta del principiante. Pocas veces un pequeño puñado de palabras como estas ha ofrecido una enseñanza tan fértil. De un plumazo, esa simple frase corta la perenne tendencia de los estudiantes a acercarse tanto al Zen que no ven en qué consiste este. Una enseñanza instantánea en la primera página, y esto solo es el principio.
En los cuarenta años que han transcurrido desde su publicación original, Mente Zen, mente de principiante, se ha convertido en uno de los grandes clásicos de la espiritualidad moderna, muy querido, continuamente releído y profusamente recomendado como el mejor libro que se puede leer sobre el Zen. Suzuki Roshi presenta las bases -desde los detalles de la postura y la respiración en Zazen hasta la percepción de la no dualidad- de un modo que, además de ser notablemente claro, resuena con la alegría de la comprensión desde la primera hasta la última página. Para poder responder en parte que es la experiencia Zen, la lectura de este libro se hace muy recomendable. Pero sabiendo, que la verdadera experiencia, la de cada uno, solo será fruto de nuestra experiencia, basada en nuestra propia práctica.
Suzuki Roshi llegó a San Francisco en 1959 para ser el monje de la comunidad laica japonesa -americana en el templo Sokoji. Tenía 54 años y era maestro de Zen Soto. Tuvo un entrenamiento estricto en su juventud con su primer maestro Gyokujun. En San Francisco apreció mucho la frescura mental de los occidentales que tenían grandes expectativas pero sin preconcepciones basadas en la experiencia. El libro de las primeras charlas de Suzuki se llama Mente Zen, Mente de Principiante. Practicaba solo Zazen por las mañanas y si alguien venía y le hacía preguntas acerca del Zen, nada mas respondía: «me siento por las mañanas, por favor venga a acompañarme».
Suzuki no ponía énfasis en ser brillante o perspicaz, más bien enfatizaba la simple práctica diaria y constante. En su propia vida él era muy constante. Se sentaba con sus discípulos todos los días, llevaba una vida tranquila de templo y no viajaba mucho, enseñando por aquí y por allá. Para él la iluminación se encontraba en la práctica diaria misma, no en experiencias espectaculares o descubrimientos profundos. Además del Centro Zen de San Francisco, también fundó los centros de retiro en el campo Green Gulch Farm y Tassajara Zen Mountain Center. Falleció en 1971.
